#ElPerúQueQueremos

Blanco y Negro.

Publicado: 2011-10-28

Un día tranquilo, una tarde con música pero una noche muy negra y temerosa;  así recuerdo el día en que fue tomada la Residencia del embajador  de Japón,  el 17 de diciembre del 1996; con 11 años de edad vinieron a mi cabeza lo poco que pude vivir durante los días rojos del Perú, durante los días negros que pasamos por el terrorismo; recuerdo los apagones que venían de repente, las noticias de los asesinados por los senderistas, cada mañana, cada tarde o cada noche los noticieros tenían  muerte, algún caso de violencia o alguna torre caída, secuestrados, asesinatos a los campesinos, VIOLACION DE DERECHOS HUMANOS; eso me erizaba la piel y tenía ideas de que algún día los terroristas iban a invadir la capital con armas, entrar  a nuestras casas en la noche, tomarnos como rehenes, matar a nuestros padres, violar a nuestras hermanas, obligarnos a ser parte de una lucha inconsciente y ciega; matar a nuestros hermanos por el simple hecho de vivir a cambio de matar.

Habían noches en que me despertaba en la madrugada  mientras mis padres y hermanos dormían,  bajaba del camarote y miraba por la ventana, como aguardando algún movimiento, como aguardando el sueño de mi familia, ver si algo era fuera de lo común, ver algún carro no conocido cerca del edificio donde vivía, ver personas no conocidas merodeando la calle; después de pasar 1 o 2 horas mirando por la ventana , el sueño ganaba la batalla y regresaba a la cama con la idea de que hice algo en esas horas, en esos minutos; cuidar a mi familia.  Recuerdo también que todas las noches cuando tenía 6 años o tal vez 7, salía con mi madre a comprar pan, a una panadería a 2 cuadras de mi casa, yo vivía en La Victoria (La rica vicki), Sebastián Barranca; una zona peligrosa y creo que aun peligrosa, donde había mucha delincuencia, pandillaje, prostitución, comercio de drogas, pirañitas entre otras actividades que van en contra de una vida saludable; bueno mi casa estaba ubicada en esa  zona y para ser sincera no tuve una mala niñez en ese barrio, el tiempo que crecí ahí, encontré buenos amigos con quien jugar y buenos puntos de carnaval; retomando lo sucedido con mi madre, el dia que fuimos a comprar pan, recuerdo que eran las 6 de la tarde y ya era un poco gris; mi madre y yo íbamos cogidas de la mano hacia la panadería, desde lejos vimos que había una cola terrible, mucha gente esperaba por el pan caliente y por otros productos; también estaba el loco de la panadería, un joven de aproximadamente unos 20 o 22 años, que estaba siempre en las mañanas y en las noches, parado fuera y también de vez en cuando entraba para pedir pan; todo parecía un dia normal como los demás; después de llegar a hacer la cola para el pan, seguía cogida de la mano de mi madre  sin ninguna novedad y mirando al loco; entonces después de esperar 15 minutos y oler lo caliente del pan, todo se tornó oscuro, las luces se apagaron y la gente empezó a correr gritando en las calles, apagón!, apagón!,  los dueños y  trabajadores de la panadería salieron corriendo y nos encerraron  hasta que todo se normalizara, toda la gente quedo encerrada y las otras tiendas también, yo abrazaba a mi madre o ella me abrazaba, las puertas no se abrieron hasta después de 30 minutos o 1 hora, cuando las puertas  se abrieron corrí con mi madre a casa y me di cuenta de que el loco de la panadería también fue encerrado  y salió con nosotros, pero no sé dónde se fue. Con esas noches negras en la ciudad, también transcurrían las Navidades sin luz y el Año Nuevo, poco a poco el no tener luz era casi aliado de la casa, el prender una vela y llevarla contigo a la cocina, al cuarto, al baño era cotidiano, mi hermano y yo aprovechábamos en contar historias de terror hasta que llegara la luz. Las cosas parecían que empeoraban con cada más, en Febrero de 1992 se dio un ataque a la residencia del embajador estadunidense, donde mueren 3 policías; Mayo de 1992 un ataque al centro comercial Camino Real, muere un civil y luego de unos meses es atacada la sede del canal 2 de televisión dejando 5 civiles muertos; en Julio de 1992 se agravo más la situación peruana y la seguridad para muchos, en especial de los estratos más altos de la sociedad limeña, ubicados en el centro de Miraflores donde explotó 2 coches bombas, dejando un saldo de 20 muertos y 250 heridos, la clase media alta vive en carne propia lo devastador que puede ser Sendero y hace suya la lucha contra el terrorismo solidificando en un solo territorio el dolor y las ganas de libertad y se podría decir que esto fue:   ¿grandes episodios de triunfo para el terrorismo? O ¿el inicio de su derrota?; a veces me pregunto cuál podría ser la reacción de estos señores cuando detonaban una bomba, un coche bomba y aniquilaban a personas, será alegría, espasmo, interrogante, miedo, culpa, ¿corazones rotos por lo que hacen?, festejaran en su guarida dándose las manos por el trabajo, dirán: ¡lo hicimos Presidente Gonzalo!, ¿bailaran todos juntos?, realmente quisiera saber, porque después de tu fiesta o algarabía, habían miles llorando a sus muertos, habían miles escondidos en sus casas , muchos que tal vez tuvieron que dejar el Perú por miedo al terrorismo, pero los Peruanos creemos en un solo sentido de paz y de repente paso.

El 12 de septiembre de 1992 comienza una etapa de luz, después de tanta oscuridad, un episodio que pasara a los libros de historia del Perú para ser mostrado en las clases de nuestros colegios y que quedara grabado como un triunfo para nuestro pueblo, una victoria para nuestros muertos; en 1992 se capturo al líder de Sendero Luminoso, la cabeza y el comandante intelectual de este grupo de mercenarios, sanguinarios y carniceros, que pugnaban por una igualdad  con tendencias Maoístas -Comunistas, que luchaban por un pueblo igual ante tanta desigualdad, pero que no pudieron llevar a cabo ninguna idea buena, sus ideales se volvieron en su contra, matando por quienes luchaban, matando a su motivación por la lucha, matándose ellos. Recuerdo que es mañana escuchaba la radio con mi hermano que tenía 9 años, era la noticia más importante de la historia, nuestro corazón se paralizo cuando dijeron que Abimael Guzmán Reynoso conocido como Presidente Gonzalo, había sido capturado; ese nombre es eterno en nuestras cabezas y todos los niños de nuestra generación saben quién es; después de estar sentados en el piso cerca de la radio, con los oídos bien pegados a los parlantes, escuchamos la gran noticia, ¡Abimael Guzmán había sido capturado!, mi hermano salto en el cuarto, diciendo: ¡Bien! ¡Bien! ¡Bien!, yo lo miraba y después empecé a saltar diciendo lo mismo, todo se podría aclarar más en un futuro sin oscuridad, después de eso empecé a sentirme más segura por las noches y poco a poco deje mi sentido de guardián y empecé a dormir mejor. Poco después deje la capital y me mude a otra casa al norte de Lima; los días transcurrían tranquilos y soleados y me despeje un poco de la caótica ciudad, dejando atrás el miedo y los sobresaltos. Después, en Mayo de 1995, vi en los noticieros el  ataque a un hotel de Lima, en el cual se deja a 5 muertos, me dije a mi misma, ojala no empiece otra vez la lucha entre 2 bandos; y después de más de un año, como mencionaba al inicio de este escrito vi caer la tarde con una noticia que impacto a los Peruanos y que nos mantuvo pegados al televisor por más de 3 meses, aguardando la noticia de Libertad que un dia nos llenó de esperanza. La residencia del embajador de Japón ha sido tomada por el MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru) comandado por Néstor Cerpa Cartolini y 14 miembros más; dentro de la embajada se encontraban, diplomáticos, oficiales del gobierno, militares de alto rango y hombres de negocios que asistían al cumpleaños del embajador de Japón Akihito, con un acto gentil la mayoría de los rehenes fueron liberados, en especial las mujeres, quedándose con 72 rehenes; un 17 de Diciembre en vísperas de Navidad, cada uno mantenía una esperanza que los del MRTA liberaran a todos antes de fiestas, pero no fue así, pasaron los meses, los días, las horas y aun los mantenían cautivos, los familiares pasaban cerca de la puerta de la residencia, para ver si en alguna de las horas que se quedaban cerca, podían ver salir a sus padres, hermanos, tíos, abuelos, esposos; pero no se dio. Empezó la época de ir al colegio y el 22 de abril del 1997, se dio el gran golpe a tanto sufrimiento; finalmente y después de tantas ausencias, se rescató a los rehenes de la residencia de Japón; 140 valerosos militares de las Fuerzas Armadas del Perú liderado por Juan Valer Sandoval, con el refuerzo de grandes mineros que nos ayudaron a cavar un túnel para la libertad, que en conjunto se denominó “Chavín de Huantar”, incursionaron en la Residencia del embajador para poner fin a los meses en que los peruanos nos mantuvimos con los nervios y el temor, el valeroso comando, nuestros valerosos soldados lograron que la vida de estos seres humanos se salvara, un trabajo de meses, un trabajo en conjunto con nosotros, logramos penetrar en la casa con éxito y salvarlos, lamentablemente perdimos a nuestro comandante Juan Valer y  otro valeroso comandante así como  de uno de  los rehenes, el Magistrado Carlos Giusti, después de perder las vidas y ayudarnos a sembrar otra vez la paz, después de 14 años, ahora en el 2011, ¿QUIEREN PROCESARLOS?, ¿quieren condenarlos?, ¿quieren enjuiciarlos?, ¿quieren meterlos en una celda como los terroristas?, ¿quieren multarlos? ¿Qué quieren?, ¿que proponen?, ¿quieren hacerles pasar por un amargo proceso?, ¿quieren colocarlos de igual a igual con un terrorista?, Señores díganos que quieren; después del rescate de los rehenes, después de arriesgar sus vidas, porque eso hicieron, al entrar a la residencia era casi posible que murieran, ya que los  “terroristas” estaban armados hasta los dientes, con equipo superior al nuestro, ustedes señores defensores de los derechos humanos, ¿no vivieron acaso los días negros del terrorismo?, ¿no escucharon a los niños, esposas, madres, hermanos, llorar cada dia, porque sus familiares estaban secuestrados, y en cualquier momento podrían morir?, ustedes señores de saco y corbata, ¿acaso no conocen el sentimiento de terror al ver una bandera del terrorista izada en la residencia del embajador?, ustedes señores sentados en una oficina, ¿conocen acaso los días en vela que pasaron los familiares cerca de la puerta de la residencia?, ustedes señores que tuvieron una navidad de 1997, ¿conocen acaso la ausencia de un hijo, un hermano, un padre, un esposo, en la mesa, en el abrazo o en el beso de navidad?, ¿ustedes han sentido alguna vez en su vida el temor de salir a la calle y no regresar, porque un coche bomba pueda estallar en tu cara, de salir a la calle y de pensar que puede ser la última vez que puedes ver a tu familia?, ¿ustedes han escuchado el lamento de las madres que perdieron a sus hijos en la sierra del Perú al inicio del terrorismo?, la ¿VIOLACION DE LOS DERECHOS HUMANOS? Ustedes, ¿pueden recordar que junto con el pan, junto con los alimentos, comprábamos una vela para los apagones?, ustedes ¿acaso pueden sentir la perdida de nuestros soldados cuando se enfrentaban a un comando con ideas erróneas?, ustedes, ¿podrán alguna vez ser EMPATICOS con las verdaderas víctimas de esta guerra que no iniciamos nosotros?, ¿podrían alguna vez sentir el dolor de las verdaderas víctimas? ¿Pueden sentir el dolor de aquella madre, aquella esposa, aquellos hijos del comandante Juan Valer, que perdió la vida por salvarnos?, sentir el dolor de miles de familias que perdieron Hijos, padres, hermanos, madres, hermanas, abuelos, tíos, primos, amigos  por la masacre terrorista desde el MRTA hasta Sendero Luminoso, arrasaron con historias, con vidas y sembraron la desconfianza en nuestra sierra, pueden señores, ustedes de la Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH), ¿sentir el dolor cerca?, me pregunto si ustedes podrían condenar  a nuestros héroes, si alguno de sus hijos hubiera sido asesinado por los terroristas; señores de la ONG APRODEH, ¿ustedes pueden ser  tan osados de levantar cargos en contra de nuestro héroes?, ¿si hubieran violado, asesinado, secuestrado, torturado a algunos de sus hijos o familiares, tuvieran la cara de juzgar a aquellos que los liberaron de tan infama violencia?, ¿quieren juzgar  a nuestros héroes? Entonces tendrán que juzgar a nuestros mineros que ayudaron a cavar el túnel a la libertad, tendrán que juzgar a nuestros 2 comandantes que perdieron la vida, tendrán que hacerlo, tendrán que juzgar a los familiares de los rehenes y los soldados, porque ellos estuvieron de acuerdo en la incursión a la embajada, tendrán que juzgar a cada Peruano desde el inicio del terrorismo, a cada muerto,  a cada madre, a cada hijo, a cada padre que cayó con el terrorismo, porque por ellos, hombres valeroso como nuestros soldados existen y luchan, para mantener una paz y para que el terrorismo no brote otra vez. Después de haber perdido vidas, haber dejado a muchas personas inválidas y presas de un recuerdo de violencia, a miles de niños sin familia, a miles de hermanos sin padres, a miles sin hogar, a miles que tuvieron que dejar su pueblo, sus casas, sus sueños, después de la masacre, ¿QUIEREN INDEMNIZARLOS? ¿Cómo?, es que es increíble que después de ser un mercenario, un cazador y captor de nuevos integrantes a las fuerzas terroristas, un carnicero, un VIOLADOR DE LOS DERECHOS HUMANOS, sean premiados con una indemnización a los familiares, una recompensa por haber tenido una estrella en la familia, un modelo a seguir, un luchador de la igualdad; da asco, repugnancia, tristeza, cólera; muchos sentimientos encontrados, puedo cerrar los ojos y cada peruano cuerdo y con corazón , con sentimientos puede hacerlo, y ver a las madres campesinas llorar por sus hijos, llorar con dolor, con cólera, porque nunca más los van a volver a ver, porque nunca más va a tenerlos, ellos MURIERON, LOS ASESINARON, LOS TORTURARON, no van a regresar más! Y aun así las victimas siguen viviendo en la más mínima miseria, en la desolación, en blanco y negro. Pueden ser capaces de ver un video en YouTube poner el terrorismo en el Perú, poner muertes por el terrorismo o simplemente MRTA o SENDERO LUMINOSO y van a encontrar videos que los pueda conmover y pensar;  si realmente son defensores de los derechos humanos, defiendan a las reales víctimas.


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